lunes, 13 de septiembre de 2010

La Carpa y la plancha de Zinc


Ocarina vive en Nuevo Horizonte, uno de tantos barrios de Caracas.

Ocarina vive sola en una habitación alquilada en un rancho. Ella es colombiana, hace muchos años que se vino desde Cartagena, buscando mejor vida. Hace tiempo que le dieron su cédula de venezolana; sus hijos son venezolanos, también sus nietos.
Ocarina tiene una vecina llamada Verónica que necesita unas planchas de zinc para arreglar el techo de su rancho.
Entre Gramovén y Tamanaquito hay una Carpa de la Alcaldía donde reparten materiales de construcción. Pero no las reparten así no más; las personas que requieren los materiales deben pagar un precio caro: tienen que dormir al lado de la Carpa varias noches para que los funcionarios les asignen los materiales. La amiga de Ocarina no puede dormir en la Carpa porque tiene a su mamá postrada en una cama y además tiene dos hijos; por supuesto, no tiene marido. Verónica no sabe qué hacer. Trabaja cuando consigue algo y quiere estudiar pero no puede. Hace una semana que no tienen gas porque el camión que reparte las bombonas no quiere subir aunque cobra 50 bolívares fuertes (el precio regulado es de 6,5).
Verónica no sabe qué hacer; con estas lluvias, el rancho se le inunda pero tampoco puede hacer la cola de la Carpa. Ocarina va a tratar de hacerle la cola, a ver ...
Ah! si. Hay un Consejo Comunal pero parece que no están todos.
ABANDONO

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miércoles, 8 de septiembre de 2010

NARVAEZ HA SIDO ARRESTADO


































No sé cuándo pasó. Tampoco vi a los gendarmes de PDVSA
en el preciso instante del arresto (¿domiciliario?).
No tengo idea del delito que cometió nuestro escultor, el pobre, bajo tierra hace ya tantos años. Algo hizo sin duda, de acuerdo a las autoridades que "embellecen Caracas".

Ya no lo podemos ver de cerquita sino a través de una reja de plástico con letras que afirman que "ha sido recuperado".
Las "recuperaciones" de Caracas son interminables y muy perdurables pues los "recuperadores" no lo hacen bien y rápido y porque a la gente, sencillamente, no le importa.

Total, es preferible un espantoso Pocillo de Nestlé que inunda nuestra ciudad a unas esculturas, edificaciones, parques o avenidas que tanto necesitamos para estar en armonía con la caraqueñidad, perdida pero entrañable y presente.

ABANDONO Y NOMEIMPORTISMO














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